domingo, 21 de marzo de 2010

Un pueblo de marinos

En el siglo IX a.C., los pueblos de Grecia se instalaron en unas ciudades enclavadas entre el mar y la montaña. Los intercambios comerciales se intensificaron y los griegos navegaron las costas mediterráneas en busca de nuevas tierras.

Familias agrupadas en clanes: tras el colapso de la civilización micénica, algunas regiones de Grecia quedan desiertas. Unos pueblos como los eólicos, dorios y jónicos se desplazaron. Algunos se reunieron en el norte y en el centro. Otros desembarcaron en las islas griegas o atravesaron el mar Egeo, para instalarse en la actual turquía. Vivían en familias, clanes o tribus, bajo la autoridad de un jefe.

El nacimiento de las ciudades: fundaron ciudades-estado independientes, llamadas polis. Sus territorios comprendían una pequeña ciudad y su territorio. Hacia 800 a.C. ¡ya había un centenar de ellas! Algunas estaban gobernadas por personas pertenecientes a la misma familia, los oligarcas. Otras eran gobernadas por un tirano que se había hecho con el poder. Estas ciudades luchaban entre ellas, pero tenían la misma lengua, los mismos dioses, y los mismos antepasados legendarios.

El enriquecimiento del alfabeto: hacia 800 a.C., los intercambios marítimos originaron un avance cultural muy importante: el alfabeto. Los griegos lo tomaron prestado de los fenicios, enriquecieron las vocales e inventaron letras. Había nacido el alfabeto griego, que se extendió por todo el Mediterráneo. Éste es el origen de los alfabetos de Europa que se siguen utilizando todavía hoy.

La fundación de las colonias: hacia 750 a.C. los griegos abandonan las ciudades en busca de nuevas tierras. Familias enteras empujadas por la pobreza, el aumento de la población, o sólo por el espíritu de la aventura, se embarcaban hacia nuevos horizontes. Esperan tener una vida mejor y construir un porvenir más seguro. Así fue como los griegos fundaron las "colonias", en torno al mar Mediterráneo y al mar Negro. Tenían los mismos dioses y la misma organización que las ciudades de origen.

Unas tierras muy alejadas: las colonias eran muy numerosas: los corintios fundaron Siracusa, en Silicia; los espartanos, Tarento, al sur de Italia; y los foceos, en Galia, España y Córcega, debido a que eran buenos navegantes. Sus barcos, pentécontores, eran maniobrados por 50 remeros. Éstos fueron los antepasados de los trirremes, barcos maniobrados por 170 remeros.

La "Magna Grecia": después de un tiempo, estas colonias crearon, a su vez, más colonias. Hacia 500 a.C. las colonias griegas eran tan numerosas en la zona de Italia y de Silicia, que se le llamó a esa región "Magna Grecia".

Intercambios comerciales más frecuentes: el comercio entre Grecia, sus colonias y los pueblos extranjeros se intensificó. Grecia recibía el estaño de Bretaña y de España, y el cobre de Chipre. Importaba trigo de Silicia y de Egipto. Marfil, especias, madera, oro y esclavos se intercambiaban por vino o aceite. Las ciudades se lanzaron a la fabricación de monedas.

Marsella, colonia griega: los foceos partieron a más de 2.000 kilómetros de su ciudad de origen. Después de algunos viajes de reconocimiento, estos navegantes embarcaron a sus familias. Hacia 600 a.C. fundaron una colonia, Massilia, que hoy se conoce como Marsella. Es la ciudad más antigua de Francia. Los colonos trabajaron en el puerto y se enriquecieron al convertirse en comerciantes.

Cada año, en la primavera, los barcos merciantes se hacen a la mar. Son pequeños, redondeados, con una vela cuadrada. Dos grandes remos en la popa permiten dirigirlos, pero son difíciles de maniobrar.